10.12.08

Milano es mi la, no?


... Damas y caballeros, signore e signori, ladies and genteleman!!!

Hoy amanece el día con ganas de ver caras conocidas por estas tierras. Esta sensación me acompaña. Ducha. Desayuno. Camino. Estación de B. Tren. Estación de L. Tren. Estación de Ch. Tren. Estación M. G. Metro. Estación Central. Cafetería. Café. Alrededores de la estación... La sensación se desvanece al buscarnos dentro y fuera para hacerse real por fin.

G y E están aquí.

Nos ponemos al día mientras tomamos unas pizzas 4 estaciones, 4 quesos e gnocchi. Comida propia italiana para amenizar la conversación. Por casualidades de la vida, cerca hay una pareja de paisanos de la península, que dejan sitio para que después, otra pareja de paisanos compartan, además de vuelo y restaurante, mesa al lado nuestro. Cogemos el metro, y la parada en el Duomo es obligatoria. La otra vez que estuve en Milán junto a V no pude apreciar el espectáciulo visionario del la catedral y sus vidrieras por las obras de restauración. Ahora si. Sólo una palabra: Impresionante. Su estilo es muy similar al Duomo de Florencia, aunque está más recargada en esculturas y pináculos.

Damos una vuelta alrededor de ella. Contemplamos la multitud y la pantalla de tv gigante puesta a un lado de la catedral. Pasamos a la Galleria Vittorio Emmanuelle II y apreciamos los escaparates modernistas de todas las tiendas fashion que nos encontramos. En una de ellas encuentro el póster que llevaba buscando tanto tiempo. El nacimiento de Venus de Boticelli, pero no lo compro. Su precio me hace seguir buscándolo, pero ahora, más económico.... ¿Alguno sabéis dónde?

Andamos un poco más y llegamos a la Scala de Milán. Esta noche hay opera, pero nosotros no disfrutaremos de ella. Quizás la próxima vez. Mientras apreciamos las esculturas de Javier Marín http://javiermarin.com.mx/ en la plaza situada al lado de la Scala, una mirada nos vigila en todo momento. Toda la zona está custodiada por una escultura de Leonardo. Contemplo durante un rato al gran genio que tanto ha hecho por las ciencias y las artes, hasta que la experiencia de un viajero llamado tiempo nos pide tomar un café.

Los capuchinos dan el sabor a las conversaciones amigables y familiares entre la banalidad y la complejidad del arte y la cultura. Pasan dos horas inexistentes que nos hacen perdernos en el tiempo, para retomar el rumbo hacia el Palacio Sforza. De camino, una exposición sobre el universo llama mi atención. Estrellas, el lado oculto de la Luna, constelaciones, polvo estelar, sol, tierra, planetas... todo ello me deja viajando por el espacion un rato admirando su belleza, mientras G y E echan un vistazo a los puestos de la calle.

Al llegar al Palacio, un gran mercado de artesanía nos da la bienvenida. Damos una vuelta y apreciamos el espectáculo de música y luces proyectado en él. Después de andar una hora y no ver un gorro guapo para E, retomamos el camino de vuelta a la estación y reímos al repasar las experiencias del día entre sesiones fotográficas de "El gorro y las emociones"

Llegamos a casa. Soltamos las maletas y a descansar.

Quedan dos dias intensos de por ver estas tierras.

































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